“Ver el mundo en blanco y negro nos aleja de la moderación y de la paz interior porque la vida, por donde se mira, está compuesta de matices.

Querer imponer al universo nuestra primitiva mentalidad binaria no deja de ser un acto de arrogancia y estupidez.”

Walter Riso.

lunes, 29 de marzo de 2010

IV / Gastón Malgieri (Porfía).








¿Qué creen que debería hacer?

con esto que el bajo vientre devela,

con eso que no nombraré

sin temor a que broten

los cintazos y los deditos acusadores

me saquen la basurita del ojo o se metan

inoportunos

entre las costillas

y me acomoden el esófago

con la convicción, la certeza,

de que así se irá finalmente el deseo,

como en esa de Milos Forman

que a Jim Carrey de milagro le extirpan

un cáncer que ni siquiera saben si tiene.



Hay una canción de unos señores ingleses

“El chico con la espina en el costado”

que descubrí ahora,

que en las grandes urbes del desparpajo

es usada para promocionar agua mineral berreta,

hidratante del sintético devenir

del baile electrónico.

Y es por eso,

que no podré siquiera

tener un himno iniciático como la gente.



Es que no hay melodía

en el altiplano norteño del closet

que no se haya clavado de punta antes

en el tótem fálico de la gran avenida

mucho antes de que me diera cuenta,

que te miraba con amor

sí a vos,

el tipo que repartía las garrafas de gas

en la carencia inaudita de mis calles de tierra.



¿Qué se espera que haga, entonces?

insisto

cuando no pueda disimular

y los botones revienten el pelo

del pecho se crispe / se erice

y vuelva a crisparse y quiera sexo.

quiera a otro / a un mismo, a todos,

me escriba Desenfreno en el antebrazo

venda al por mayor hectolitros de semen

y me coronen

“La Cleopatra de la Obviedad Eyaculadora”



Qué pasará pregunto

cuando no haya dique de contención,

cuando ya nada contenga a nadie

cuando no haya forma /espacio

grieta que no ocupe

y nos empecemos a tocar las tetillas en

la plaza principal al medio

la Iglesia a la derecha,

la Municipalidad a la izquierda,

la Biblioteca donde alguna vez te miré las manos

y por eso tengo miedo

delante de mis ojos,

y detrás

el único cine del municipio,

vendido al mejor impostor evangelista.

¿Cómo hago con esto?

¿qué con el reclamo de visibilidad?

(como si de un patrimonio público se tratara)

como si mi deseo fuera del pueblo

como la escarapela

como la biromeeldulcedelecheelcolectivo


¿Cómo evito el franeleo espurio?

¿De quién es mi cuerpo? ¿Tuyo?

¿De quiénes son mis ganas de lamer?

¿Toman y comen todos de él?

¿A cuento de qué?



Hay que hacerse visible

gritan detrás del arco iris insurrecto de la banderita

desde las oenegés que nos representan

ante el atropello

y creen subvertirlo.


Para poder separarlo del resto, dicen

hay que encajonar / encasillar

catalogar / clasificar

y apedrear al distinto.

¿Distinto a quién? / ¿Distinto de qué?

¿Distinto por qué?


Hay que escribir ensayos

del deseo.

Recetas farmacéuticas

contra el deseo.

Hay que medicar.

Inyectar

Curar.

Dar de alta al deseo erróneo mío.

Darle un diván para que se acueste

evitando las dos plazas

el placer de dos plazas / sobretodo las dos plazas.



Para ver si desisto

si tiene relación con episodios infantiles,

trastornos de ansiedad,

fijaciones fálico paternalistas,

y sueños recurrentes,

hay que ponerse una etiqueta,

como si el deseo fuera una mermelada,

que vas y comprás en Carrefour

o peor (porque el dulce es lujo)

como si

por querer raspar mi mano en barba

fuera una lata de tomate

y debiera estar a disposición de cualquiera.



He leído todos los enchastres de la lujuria queer

y sigo sin encontrar los referentes de

lo que siento no es normal

esos gurúes de la incorrección monolítica

que ayuden a este cuerpo a ser atravesado por la (caricia)



Y entonces por eso

pregunto.

grito / imploro,

imploto y me dejo ser pequeño

inservible

invisible y hostil

y escritor.


Unos escriben porque les place

este cuerpo escribe porque desea.



No es mejor peor

No es.

O es lo que puedo

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